sábado, 6 de agosto de 2016

un pueblo de Baja California, se siente amenazado por un nuevo proyecto turístico

Era una noche silenciosa. Solo se escuchaba el sonido de las olas que rompían en la costa y el golpeteo de los peces sierra mientras los pescadores los jalaban de dos en dos hasta su lancha, para colgarlos en cajones que luego son vendidos a los consumidores de toda la península sur de Baja California. Esta escena se ha repetido durante generaciones: los barcos zarpan vacíos por la noche y regresan antes del amanecer, repletos de la pesca de temporada. “Comencé a trabajar en el mar el 5 de junio de 1952, a la edad de 12 años, con mis amigos, los pescadores”, relató Luis Núñez Cadena, quien a sus 75 años es el viejo sabio de la comunidad pesquera de Todos Santos. “Somos gente de bien”. Sin embargo, dijo que esa forma de vida está siendo amenazada. Señaló al norte, hacia una construcción contorneada por el cielo nocturno: un hotel boutique de dos pisos y 32 habitaciones. “Celebro el desarrollo, pero debe ser sustentable”, explicó Núñez. “¿Ese hotel? Lo veo con odio”. El hotel es una de las primeras manifestaciones de un ambicioso proyecto turístico que incluye planes para más de mil “casas artesanales”, algunas de las cuales costarán más de un millón de dólares, así como tiendas, restaurantes y un club de playa privado. El proyecto, llamado Tres Santos, ha enfurecido a algunos miembros de esta comunidad tranquila y relajada, principalmente a los asociados de Núñez en la Cooperativa Pesquera Punta Lobos, una de las dos organizaciones de pescadores en Todos Santos. Los miembros de la cooperativa afirman que los desarrolladores han sido insensibles con el poblado, además afectaron el ecosistema natural e invadieron un tramo de playa que los pescadores habían utilizado durante generaciones como marina para manipular la pesca del día. La campaña del grupo ha incluido el cierre de un camino que conduce al sitio de construcción; uno de esos bloqueos duró tres meses. También conversaron con políticos y se han ganado el apoyo de buena parte de la población de expatriados estadounidenses que viven ahí.
Hasta Peter Buck, el exguitarrista de la banda REM, que es propietario de una casa en el pueblo, está en total desacuerdo con el desarrollo, como expresó en la más reciente edición del Festival de Música de Todos Santos, un evento anual que él inauguró en 2011. “Este pueblo no es propiedad de políticos deshonestos, desarrolladores ruines ni de los comerciantes de plata de Cabo”, dijo a la multitud. “Esas personas no pueden controlar nuestras vidas”. Sin embargo, los desarrolladores dicen que tienen todos los permisos y aseguran no haber hecho nada ilegal. Sostienen que han colaborado con el pueblo, además de tener el respaldo de muchos residentes y buena parte de la industria turística de la zona, además de la otra cooperativa pesquera. “Hemos mostrado buena voluntad”, dijo en una entrevista Beatriz Ledesma, subdirectora de desarrollo del proyecto. Esta situación ha alimentado rumores que envenenan relaciones de toda la vida y dividen a las familias. John Moreno, un abogado local que representa a los pescadores opositores al proyecto, dijo haber recibido amenazas de muerte. El conflicto es, en cierta forma, un reflejo de la creciente complejidad de Todos Santos. Hasta hace poco, la comunidad (ubicada entre La Paz, la capital política e industrial del estado de Baja California Sur, y Cabo San Lucas, la capital turística) había mantenido un perfil bajo. Durante buena parte del siglo XVIII fue hogar de misioneros jesuitas y durante el siglo XIX se convirtió en un centro de cultivo de caña de azúcar y producción azucarera. Sin embargo, a comienzos de los ochenta, después de que se pavimentó la carretera 19 de La Paz a Cabo San Lucas, Todos Santos comenzó a atraer un mayor número de visitantes de otros lugares de México y el extranjero. También llegaron los especuladores inmobiliarios. En las últimas dos décadas, Todos Santos ha experimentado un pequeño auge en el sector de la construcción, principalmente motivado por expatriados estadounidenses que diseñan sus hogares al lado de la playa o restauran casas coloniales en el pueblo. También surgieron galerías de arte, restaurantes y hoteles; sus festivales de música y cine han cobrado importancia.
“Los extranjeros se han enamorado del entorno que hemos construido aquí”, comenta Rosario Salvatierra Cadena, miembro de la Cooperativa Pesquera Punta Lobos, quien ha pasado toda su vida en Todos Santos trabajando como pescador los últimos 39 años. A pesar de su creciente popularidad, Todos Santos tiene una población que, según la estación, fluctúa entre las 6500 y 9000 personas, por lo que sigue siendo un lugar tranquilo adonde no ha llegado la cultura de fiesta y el desarrollo excesivo que ha caracterizado a Cabo San Lucas. “Puedes irte a dormir con cinco pesos en el bolsillo y levantarte con diez. Así de tranquilo es aquí”, dijo Miguel Ángel Torres Villalobos, nacido en Todos Santos y propietario de Miguel’s Restaurant, uno de los locales más conocidos. “Te puedes quedar dormido en cualquier parte y nadie te molestará”. Sin embargo, el proyecto Tres Santos es un desarrollo a una escala como nunca antes se ha visto en el pueblo. El proyecto es la nueva obra de MIRA, una empresa de inversiones inmobiliarias con sede en Ciudad de México, la mitad de la cual es propiedad de Black Creek Group, una inmobiliaria de Denver. MIRA compró un terreno en forma de media luna de 445,15 hectáreas que se extiende desde las faldas de Sierra la Laguna en el noroeste del poblado de Todos Santos hasta la costa, y las obras comenzaron en mayo de 2014. En un comunicado de prensa, MIRA describió a Tres Santos como “una nueva comunidad con una vida de conciencia” y un “Silicon Valley del bienestar”. El comunicado dice que el proyecto tendrá dos “aldeas” —una en la playa y la otra en el extremo oriental del pueblo— e incluirá un hotel boutique, casas frente a la playa, un pequeño campus de la Universidad del Estado de Colorado, un restaurante orgánico, un club de playa privado “y otras experiencias únicas”. “Todos Santos es un lugar mágico y nos emociona contribuir con su encanto a través de la creación de Tres Santos”, dice Jimmy Mulvihill, presidente de MIRA y socio fundador de Black Creek Group, en el documento. La compañía consiguió el permiso gubernamental para construir alrededor de 4500 viviendas y crear un plan maestro para unas 2000 más. No obstante, en entrevistas recientes en Todos Santos, los voceros de la empresa hablaron de metas menos ambiciosas que incluyen 620 casas, condominios en la costa y otras 500 residencias tierra adentro.

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